A pesar de la tragedia de Tylenol,
Johnson & Johnson no llegó jamás a declarar que no había ninguna conexión
posible entre su producto y el envenenamiento. La empresa sabía que no había
hecho nada incorrecto pero, al mismo tiempo, tenía en cuenta que la reputación
de la marca estaba en juego. Johnson & Johnson, en compromiso con su
responsabilidad social, decidió actuar rápidamente con el objetivo de mantener
su buena reputación y mantener a su marca (Tylenol) que en ese entonces era la
que más utilidades tenía.
La empresa asumió su responsabilidad, asegurando la
responsabilidad del público primero. El presidente de la empresa, Jim Burke, se
dirigió a los periodistas en una conferencia de prensa a nivel nacional para
poder apaciguar y mostrar su preocupación y responsabilidad frente a la
situación. Comenzó a buscar todos aquellos lotes de su producto que estuvieran
envenenados, ofreció una recompensa de 10 000 dólares por el “homicida” y
eliminó aquellos productos que se encontraban envenenados. Johnson &
Johnson mandó miles de cartas a los comerciantes del producto y comenzó a dar
numerosas declaraciones frente a los medios de comunicación. De esta manera, la
empresa confiaba poder controlar en su totalidad la información del incidente.
Además, la empresa cooperó con los
investigadores seleccionados, ordenaron un masivo retiramiento del mercado del
medicamento, deteniendo de esta forma la producción y tomaron otras medidas
para mejorar la seguridad y salubridad del producto. Gracias a esta reacción
rápida y con objetivos de una mejora para la sociedad, la compañía fue alabada
por las decisiones tomadas. Un artículo de The
Washington Post confirma la apreciación de parte del público en relación a
las acciones tomadas por Johnson & Johnson: “Johnson & Johnson ha
demostrado de manera eficaz cómo una empresa tan grande y reconocida maneja un
problema de una magnitud tan grande y tan desastrosa.” Además, la revista
aplaudió a la compañía por ser tan honesta y cumplidora con el público.
Luego de lo sucedido, la empresa
estableció lazos con el departamento de la policía de Chicago, con el FBI y con
la administración de alimentos y drogas. También, la empresa inició una
encuesta de opinión a nivel nacional para evaluar las opiniones y el
posicionamiento que tenían la empresa en la mente de las personas tras lo
sucedido con Tylenol. Las buenas noticias eran que un 87% de los usuarios
encuestados afirmó que era consciente de que el fabricante no era responsable
de las muertes. Por otro lado, existe un 61% de personas que jamás volverían a
comprar las cápsulas de Tylenol en el futuro. Esto demostró que, a pesar de las
acciones tomadas por parte de la empresa y que un número grande de personas
sabía que Tylenol no era el culpable de las muertes, le seguían temiendo al
producto.
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